lunes, 31 de diciembre de 2007

A los amigos

A los amigos que nos hacen sonreír
a los que nos dedican tiempo
a los que nos oyen , escuchan
y envejecen con nosotros sin una arruga interior.
A los que confían sin ver
y nos dieron un lugar propio.
A los que nos besan con la mirada
y no cambian nunca
aunque se encuentren en las últimas.
A los amigos salvajes
que quedan en la memoria errantes y perdidos.
A los que siempre saben que decir,
a los que saben guardar silencio, y hablan con él.
A los que piensan y sienten,
a los que no lo hacen y sienten igual;
a todos los que conozco,
a los que están por venir
yo, que soy un ave libre
os ofrezco mis alas abiertas,
pues a todos os pertenezco.

Que este año que se nos acerca pisándonos los talones nos traiga amistades nuevas. Mis mejores deseos a todos los que lean, y a los que no, también. Que la amistad nunca nos falte

domingo, 23 de diciembre de 2007

ULISES TAMBIÉN SUEÑA

Ulises


Porque sus llamadas eran embaucadoras
en un mar oscuro y ciego, farfullaba el héroe,
barbudo, intolerable, ruin...

Y el canto se hace más sutil, recogido;
zumban los oídos, sin embargo.
Impasibles los remos atisban con desprecio
a las bellezas que se escurren por la borda.

No es posible la huida ni el sufrimiento que imprime el canto;
sólo ataduras bastas amortiguan el deseo:
no apartar la vista , gemir en veces reiteradas,
poseer incansablemente a las ambiguas bellezas.

Pero, ¡oh!, los dioses andan cerca...
y el deseo no es concedido.

¿ Habrá más cruel destino?, decíase el héroe,
mascullando un soplo de viento que lo aleja del sueño, del deseo...el desatino.

lunes, 17 de diciembre de 2007

En un lejano pesebre

Me gustaría saber pintar para poder haceros una bonita felicitación. Pero no sé pintar. Como estamos justo a una semana de nochebuena esta es la mejor que puedo ofrecer:

Despacio, muy despacio
se alejan las estrellas derrotadas
como un infinito misterio
descrito con infinitas palabras;
campanas regalos adornos
promesas caminos y balances.
La gente de un lado a otro
- sensibles a las caricias-
parecen figuras del aire.
Es la fiesta del hogar
aunque no crecen abetos,
aunque la nieve no cae.
Cuaja en himno humano el sonido de una voz
- como si al alma se arrimase -
"silencio,nadie apague la luz
donde el corazón se mece
de cielo a cielo se anuncia
que nace un niño eterno
en un lejano pesebre"

Feliz Navidad.

jueves, 13 de diciembre de 2007

ESPÍRITUS NAVIDEÑOS

Pensé dejar por estas fechas constancia de lo inaprensibles, a veces, que resultan algunos signos. No encontraba respuesta en la "gran mayoría", puesto que todos y cada uno de ellos compartían y comprendían, con razón o sin ella, las luces, los magos, los reyes, el misterio...
Por ello que me presté- no sin algún esfuerzo ( soy vago "per natura") a intentar comprenderlos, interpretarlos o, como mínimo, soñarlos. Esto fue lo que dio de sí:






Por detrás, por la retaguardia han entrado siempre, quizá alguna vez de frente, esquivando una enorme turba de seres humanos que se entretienen en descubrir las arrugas de las piernas de unos y otros. Siempre han sido silenciosos en su trasiego. Ellos conocen que no hay vuelta atrás y que todas las ideas presentes y futuras, son esponjas que se humedecen de sentimientos, que tampoco existen.
Es por eso que los espíritus pasan desapercibidos. Porque desconocen el entorno que queda fuera de su campo y sobreabundan en conocimientos de su propio terreno,¡ pero que nadie dude de su presencia-ausencia.! A veces son seres opacos que se descubren en su propia sombra; otras, simples golpes de viento; y las más veces seres llenos de nervaduras que se colorean en amplio abanico cada vez que comienzan a humedecer sus labios otros seres- con piernas y aliento- que ignoran este mundo y el otro.
Seguramente nunca haya que inquietarse; posiblemente la vía de conexión entre objetos tan dispersos sea un camino demasiado largo por inconstante. Bien cierto es que pululan “ almas”, “ elfos”, “espectros” y aparecidos” por cualquier manifestación de la naturaleza, mas se persiguen entre ellos mismos, jactándose entre unos y otros de quién ha conocido a más seres distintos. Y continúan llorando en las mismas fuentes y campos en que viven, porque al aproximarse cualquier humano a estos lugares terminan huyendo de su propia sombra o de su propia imagen, antes que estos entes con autoridad comiencen a manifestarse.

En distintos parajes se han visto sombras cubiertas de mantas que hablaban con las flores de pipirigallo, negando con gesto ostensible la recomendación que escuchaban; ha habido otros rincones donde se han visto desnudos, callados, simpatizantes del silencio: quizá queriendo esquivar los malos augurios de la pobreza. Por amplias avenidas cargadas de motores se han hecho escuchar por el más capacitado, por el que deambula en esas aceras intentando descubrir algo que lo aleje de las alturas de hormigón. Y, ya, por último, apreciaron golpes de fuerza que, alocadamente, recorrían un hipódromo lleno de barro y despojos, convirtiéndolos- en la imaginería más populachera- en espíritus a los que les gustaba la forma circular de la pista.

Pero nunca os amedrentéis, la forma reside en la razón de las cosas y en los intentos. ¡Ahí se encuentra la apreciación final! Escuchad si no un ligero susurro o un fuerte golpe de ola. ¿O acaso es falso confiar en la claridad que transmiten, o en las propias pisadas marcadas mucho antes de que ellos se conocieran, o en la oscuridad que puede ser con rumbo cierto, o en el alba- el inicio de lo natural- que no es necesario más que para el desengaño y, alguna que otra vez, para la sorpresa?
Así que continuamente, los espíritus se van alejando cada día más a los lugares más insospechados por recónditos. Los más indolentes permanecen aún en alguna rejilla de desagüe sin atreverse a asomar un largo cuello que dicen que los caracteriza o se tumban de forma repetitiva en los lechos de los más débiles para transmitir deseos a los ofuscados, inteligencia a los que siguen soñando y... verdad a los que siguen mintiendo, para que cualquier impulso humano llegue a descubrir lo que aparece por todos lados.


miércoles, 5 de diciembre de 2007

Una pequeña historia

Yo tuve un amigo. Lo quise más que a mi. En invierno me ayudaba a recoger leña- Encendíamos un fuego sobre el hielo, cuando se derretía, pescábamos. Al anochecer contaba historias llenas de proyectos y fantasía. Entre sus manos el mundo se arropaba, los momentos eran ajenos al tiempo. Con él me sentía a salvo. Era cálido su roce; me abrazaba, y dejaba de llover. Le gustaba desafiar al destino interpretando poesía. Caminábamos en silencio, sonábamos mundos imposibles...
A mi amigo lo atrapó la usura como una enfermedad terminal que lo fue consumiendo. Aquel invierno la tormenta giró vertiginosa alrededor de la cabaña. Cuando cortamos la leña quiso cobrarme sus servicios. Medía el tiempo constantemente. Dejó de contar historias. Ya no me abrazaba. La lluvia comenzó a mojarnos. No volvió a leer poesía, sólo informes y estadísticas.
Un día se marchó llevándose parte de mi vida con él como una sombra que se arrastra triste, hermosa.
...Yo tuve un amigo, espero que algún día regrese, mientras, dejo estas pocas palabras como único testigo.