domingo, 27 de julio de 2008

Tren de cercanías

En el año 2004 presenté a un concurso este libro de poemas, empolvado se removía en el estante para volver de nuevo a la vida, no usé ninguno de sus poemas, ni siquiera lo había vuelto a leer. Ahora mucho tiempo después ha vuelto exhalando su dócil humo...


Durante un tiempo
caballos sudorosos atravesaban
las praderas encendidas...
Luego llegaste tú
con iguales intenciones:
vagar –exhalando humo-
por todas las superficies
que ante ti se extendieran;
y llegó contigo la magia
de poder cambiarnos de espacio
sobre tu lomo erguido
y que esto fuera toda una aventura
como los sueños que siempre
empiezan.



Un contorno descifrado,
centauro de la vía,
sobre tierra húmeda y caliente
...ni en la noche descansa.




Los turistas solían retratarlo
como algo singular
que arrastraba con cansancio
o el peso de los años
o las miserias de la gente
que sobre él se deslizaban sigilosos


Tu tacto y el mío
se confundían con el trajinar,
un cielo pleno de carbón
nos caía sin clemencia;
pero eras majestuoso,
jugábamos en tus vías,
escenario de prohibidos juegos,
tan solitario a veces
y otras universo
de mafiosos y ladrones.
Recuerdo tu nocturno silbido,
me hacía soñar con el viajero sin perfil
que o se iba o volvía
con su impenetrable misterio
hacia el desgarro de un andén cualquiera.



Sobre su lomo viajó
un ave herida
¿ se puede tener más ternura?






...Dicen que tiene
un pacto con el viento,
y a veces, se les ve allí
juntos los dos
parados en cualquier cuneta.




Es el asilo de la noche
una luz parpadeante a lo lejos
y las puertas abiertas
de esa vieja estación
- desgastada por el uso-
que nos abriga el frío del alma
cuando esperamos
el regreso.

Este es parte del trayecto que dibuja mi tren de cercanías, propiciando encuentros y desencuentros, vidas, momentos que transcurren a través de este singular viaje.

viernes, 25 de julio de 2008

A Lope de Vega

Si Marta de Nevares hubiera alumbrado
tus ojos, la dulce sonrisa de ella, enajenada,
hubiera impedido los dolores de lo acordado,
el olor de la música a la interperie; nada

se habría representado ajeno a lo imaginado;
el sabor de las quehaceres sería una mañana
devanada por los círculos, rima imperfecta
que cree en los ideales de un ruin soldado.

Mujer, demuestra tu dulce ímpetu sola,
arrastra tu ceguera con viento ajeno
imagina a los dulces sin el engañoso futuro;

descubre en ese viejo amor -por inseguro-
al lívido revolcón, al triste heno,
a la sotana,al temor de la antigua bola.

UN DIA EN LA VIDA

I


Declinante en manta roja
y soberbio
como por asfixia
se va escondiendo
en la penumbra;
fácil manejo el de la carta marcada.

Tabernas repletas
de gente ensimismada,
candor...efusión y tristeza en el horizonte;
avería del espíritu la noche

biela árabe ilumina
el rostro encanecido
y en el agua un suspiro de viento
revolotea,
parpadea débilmente
en la orilla.

... Y otra muerte que te espera
con silencios
mórbidos
desgarradores
obligatoriamente fieles;

claveles rojos
y rosa también
-en el orto moribundo próximo-
que te esperan;

sacas fuerzas de flaqueza
te defiendes, ¡luchas!

...para nada...


Los cuernos de la noche son asta de toro;
remueve las cenizas
échalas al viento
y...¡ ya verás! ¿Qué?

Esconderse la biela árabe
¡maldito!
monstruo que a zarpazos
de sol a sol te defiendes
sin vergüenza
ajeno al propio ser

a la individualidad,
pensando en el fantasma
del más allá,
en la linterna mágica
que te salve
DE LA OSCURIDAD ETERNA.




II

Pensaste entonces...
en volver,
en hacer desaparecer la claustrofobia.

El aliento
inquieto aún
se retorcía como víbora encañada
golpeada por el más mísero y efímero de los placeres:
la vida cotidiana.

El quehacer devastador de los edificios
de aquella ciudad
aletargada
cansina
alejada
en espera de pisadas en el culo
asentado en la acera,
rasgueando el placer resabiado
de lo que no gusta;
¡masoquismo inútil!


pitas que sólo pinchan en la piel
sin dolor
cosquilleo que despierta;

y andaste el camino
y ahí te ves
ajeno,
fielmente apegado a una ciudad
muerta
incansablemente insatisfactoria,
como aquellos días de verano
requemado por el sol
huyendo a la sombra
¡ Lagarto arrepentido de su sangre!


III


El último respiro
socavón o corriente,
arrastrando legajos y lodo de la otra noche
excedida, sin sofocos- eso sí-
sin alteraciones
bruscas,
brillante, espléndida, casi normal,

con un serón de arena fina
rociándola como fuente de deseo,
paseándola contigo y sabiéndola
sin fin
sin limitaciones
con leves vaivenes de cabeza de chorlito
de entusiasmado...
y sabiendo que las aceras son rectas
ni curvas ni quebradas,
sólo rectas como el camino de lo exacto
o... de lo breve:

cualquier cosa con saborear un buen vaso de vino
tensador de venas
relax de los nervios
mundano placer penicilium
deseo infinito de Dionisos.

¡Vivir para beber
en un tango-trago interminable!


IV


Con largas ancas y sudor bíblico
has alcanzado ya la tarde.

Viandas que se repiten, agujeros en los ojos
y un lagarto paseando
frente al mar
ante la nada;
y todo lo que piensas reminiscencias
bañadas por los últimos rayos de la muerte
anaranjados
vibrando entre los tuétanos de goma de tu cuerpo.

¡ Ese largo suspiro el de la tarde!

Bumerang de ideas alocadas en círculo vicioso inevitable.


V


Ya el orto.

Primeros rayos pesimistas en el cuarto;

un falso fresco te golpea en el rostro

cansado de no dormir eternamente.


Los ojos de pantera, una ilusión:
escalera a la luna quebrada
hundida en el laberinto tan oscuro,
realísimo.

¡Tan triste la mañana...
que,sin remedio a la calle,
a la huerta humana,
a madurar sentimientos creados por la comunidad...!

...Mientras se va repitiendo el pitido de la cafetera,

pero ya el café ha dejado su primera huella en el asfalto.

SECUENCIA







Hoy la niebla está impidiendo oír una sonata;
esa falda casi transparente y aviolinada como único enser
descubre una cobardía hecha de jirones grisáceos en el mar.

¿No serán natillas tu sustento? Pero...
poco a poco vas afilándote entre sollozos mustios,
gritos de dolor rodeando el poliedro que es tu mente,
azucarado y larguicándido como garza aceitosa.

ese largo aliento flaquea, disminuye soberanamente,
se escurre por los pámpanos de los tejados
dejando un sabor agridulce a tu valentía.





Nada hay que justificar. Todo es longitud liberadora.
Ir parcheando las ropas descubre al cuerpo demasiado pronto
lo enajena demasiado pronto, lo vacía...

¡Nada hay que justificar!
A no ser esos besos que se escapan de la boca
como lanzados para herir
o esas llamas que nada tienen que ver con lo eterno.





Al final... el color se ha confundido con la noche
atravesando miles de callejas llenas de carroña
y ahuecando el ala por lo que pueda suceder.

Las teclas se han quedado sordas
mirando al violín de la noche, escudriñando tus entrañas
...eso sí, ¡ las más profundas...!


En la superficie continúa la jácara que nos amordaza
¡ y eso siempre es evitable...!



No es un verso,
sólo un ritmo de vals esperando ver tu cara...
¡Así se alargue hasta el infinito...!
en espera de un tiempo más corto para jadear.

No, no es un verso...
es un ritmo de vals eterno y etéreo como la aprehensión,
esas ropas regaladas en beneficencia
para presumir después en el silencio de la música.

No... no es un vals...





Has visto la naturaleza derretirse en tus venas,
esparcirse por los recovecos en silencio.

O...¿ acaso los grumos de la mente te obnubilaron
para desaparecer en la lejanía para siempre?

jueves, 24 de julio de 2008

poemas sencillos

Con este título empecé una serie de poemas breves -pero intensos-. En él pretendía hablar de ese tipo de sentimientos que a veces son clandestino, o bien porque se disfrutan de forma oculta o porque no se llegan a realizar y se mantienen frescos a la vez que perpetuos en la memoria. Es el deseo el que no mantiene vivos, y quería valorar también ese aspecto de la vida en los poemas, aunque no sé si lo terminaré algún dia. He de reconocer que este tipo de textos son los que más cuestan. El libro está en proceso de creación; ahora en crisis, pero de cuando en cuando comienza a latir de nuevo.




Veo en el viejo mapa
signos de colores
indicando lejanos lugares
así te imagino
un extraño ovillo multicolor
ofreciendome cualquier destino




Dibujo ondas en un papel
cuando quiero pensarte escrito,
no sé a qué atribuir ese matiz inconsciente;
me pregunto si se asemeja
a tu desnudez, y a lo que haría yo
en esa circunstancia.



Con el descrédito que causa
el implorar las cosas,
no acabo de entender
por qué persistes en ese empeño tuyo
de prepararme las cenas.
Ya sabes que si como, no duermo,
y si acaso fuese esa tu intención
para asaltarme brutalmente y que
juntos acompasemos cualquier ritmo africano,
pierde cuidado, no es preciso lo de las cenas,
voluntariamente me ofrezco.

Estos son algunos los poemas que van configurando ese libro. Espero acabarlo algún día...

martes, 22 de julio de 2008

Un rechazo evidente

La ciudad está hoy fatigada y duerme.
Son las cuatro.
Algunos reflejos acuden a cerrar la tarde
que ahora empieza...y los seres se abandonan.
Es la siesta.

¡Sentirse triste y desganado es tan fácil...!
lamentar momentos de oscuridad es sólo un deseo
como despreciar cualquier intento de acción
o inocular veneno en los vientres más vírgenes.

La ciudad duerme,
se diría que siempre ha pasado el silencio por aquí,
que las abejas nunca han existido
y que el viento ha sido un ligero soplo inaudible.

La ciudad duerme...
mientras una vieja, sola, mira al cielo
pidiendo que no la solicite tan pronto.
¡Prefiere este silencio, esta soledad...!

El adiós

Qué pronto nos dispersaron
mientras el tren discurría sin compasión
y largas lenguas de humo maldecían
a la tarde herrumbrosa y casquivana;

qué vanidad la del viajero olvidado,
el del adiós inesperado por seguro
con pequeña recompensa que eran besos amargos
acudiendo tarde y pronto como nunca.

Qué largo adiós en la lejanía...

Agridulce aguafuerte... Descosido de hilos
desmembrado y turbio como la miseria
el tren arrojaba lamentos sin sentido y sin regreso.

domingo, 20 de julio de 2008

EL arte de asesinar al poeta

Este poema fue el que dio título a un libro que escribí en 2005 después de haber mostrado mis textos a una persona y no obtener el resultado que esperaba, ya he publicado en este blog otro de los poemas del libro y conté la historia. Cuando escribes un libro entero, y a mí me pasa con frecuencia, no reparas en el poema individualmente, hasta que un día vuelves a ellos y los ves con otros ojos. En este libro yo me desahogaba de una mala experiencia, y en vez de escribir un texto panfletario flagelándome por la incomprensión, fui capaz de escribir poemas que algún tiempo después han llegado a servirme, me han ayudado a creer en mí, que a veces dudo -como todo el mundo supongo- de lo que puedo llegar a conseguir, guste a quien lo lea, o no guste. Esto a veces carece de importancia. Creo que uno de los fines de la escritura es que en algún momento puedan ayudarte a ti mismo, o a alguien en tu misma posición. Ser capaz de mirar las cosas con distancia aunque duelan. En una ocasión Carlos Edmundo de Ory me dijo que el poema era sufrimiento , que el dolor es la poesia en estado puro. Aunque no esté totalmente de acuerdo en que la poesía debe surgir desde el dolor -no siempre-, sí es cierto que al ser un sentimineto tan común facilita su comprensión.




Es una tradición familiar
asesinar al inocente, al mensajero,
al joven o al poeta.
Después de tantos años y guerras,
entre el derrumbe y el olor a limpio,
volvemos cada vez más a menudo
con las manos ensangrentadas.
...De rodillas o descalzos
sumisos o humillados...
Anotamos en la lista interminable
los nombres de las víctimas;
nombres que se olvidan aunque
el gesto no se pierda,
escritos hoy para ser leídos mañana,
de sombra en sombra,
desde ayer hasta antes del alba,
desde el invierno, hasta un cuerpo desnudo
donde el poema se cristaliza.
Luego llega la realidad
con su arte de matar -como tradicional verdugo-,
que con toda impunidad y limpiamente
nos cierra los ojos a plena luz día.

martes, 15 de julio de 2008

Un paseo personal por la novela española ( Parte I)

La sugerente novella de los renacentistas abrió una luz al sexo femenino. Dejó al Gran Duque D’Orsini (el amante de las muy jóvenes mujeres) darle dos besos a los eclesiásticos que repartían hostias a diestro y siniestro, avanzando en una época que nos roza y la obviamos ¿Imaginas a dioses y héroes de la infancia abriendo el camino a las carretas que desembocan en el presidio de Cervantes?

Aquellas novelas que infundían valor a Tartarín de Tarascón con su dama y su dragón, siempre fueron atrevidas, divertidas a los nobles de la época. Las de amor eran sólo cartas que insistían en la lívido de Diego de San Pedro. Algunas veces me acuerdo de Platero, que, por cierto, se aleja más de la marisma para no hacer de una pasión una historia.

De las de Caballerías ya he hablado. Las Bizantinas dejaban a los héroes vagar por anchos mares buscando el mismo fin: el amor de los desesperados. ¿Acaso no es importante un bizco en la picaresca? Siempre se ha pensado en el ciego, un ser inexistente por su propia idea: la de ser ciego en un mundo miserable que espera algo más de los que no lo son. Por ahí va desapareciendo la novela. Empieza a sentirse un cierto resquemor de relato corto que te aleja de los clásicos.

Siempre me han importado las mujeres. Las vi en las antiguas Serranillas con bigote y cierta altura de feministas de ahora. El Guzmán es un afrodisíaco; El Diablo cojuelo un voyeur avant la lettre . Las respeté- ellas a mí no- pensando que podría construirse la nueva novela, pero el “Vaporcillo del Puerto” ondeaba por ese incierto mar de velas y no atendía a la proa ni a la popa.

De mi amigo Cervantes- el gran creador de la novela moderna, sin nombrar la suya- sólo una pequeña batalla con La gitanilla. El celoso extremeño, un gran viejo cornudo deshaciendo los hilos de la historia, con una batalla en la que no hay ganadores ni perdedores -la nueva imagen del Vial Norte- y dos pequeños pilluelos traspasando Sierra Morena para desembocar en la desidia de la gran urbe sevillana en Rinconete y Cortadillo. Ya sé que hay muchas otras cosas más.

No pensaba saltarme las novelas del dieciocho; pero no existen más allá de las reformas de las cuales hoy todos nos sentimos reforzados ¡Sólo Aranjuez!

Bueno, volvamos a la historia de las novelas siguientes. Hubo un señor que criticó todo lo de arriba en su “Teatro crítico Universal” ( ni teatro ni novela);lo llamó teatro para olvidar la historia de Clarín, que hablaba de esa mujer la cual deseaba el amor de la Medicina (no la confundo con Madame Bovary), mientras las calles de Vetusta se surtían de papeles y hermosas lumbres del atardecer. Pero Galdós- ese al que llamaban “Benito el Garbancero”- no perdonó. Creó un pequeño pillo (Gabriel de Araceli) que no se atrevió a luchar con los franceses porque eran pocos. Fernando Calpena era un señor de los de antes, que imaginaba a las señoras en top lees en la Playa de La Victoria con refajo decimonónico. Algunas veces en las pequeñas playas de Sancti Petri- el auténtico- me parece navegar en la gran nave Victoria (la que nunca existió para alegría de los ignorantes) y odiar a Nelson y dejar al gran Faro de Trafalgar iluminar el cielo. Los restantes héroes de Galdós son simples imágenes.

¿Y adónde salto yo ahora?

A Belarmino y Apolonio ¿ un liberal que se convirtió en conservador como los directores de instituto de ahora?

La novela modernista ¿Qué es? Las cerezas del cementerio. Título que me hace recordar al Chéjov en las costas del Gabriel Miró de El Obispo Leproso. Siempre ha sido un timo que ha hecho que me aleje de las novelas extranjeras.

La tremenda guerra- no la primera, ni la segunda- nos dejó aquí abandonados con Las ratas de Delibes (antes las de Pedro en Tiempo de silencio). ¡Qué desastroso título!
Max Aub nunca supo decir nada. Se exilió.

La familia de Pascual Duarte (anterior a las anteriores) fue el fruto de un censor desacompasado que escribió sobre la sociedad madrileña (La colmena) de entreguerras pidiendo tabaco a los pobres. Allí murieron sus ganas de Pabellón de reposo. Su Viaje a la Alcarria buscaba miel y desamor en los labriegos.

jueves, 10 de julio de 2008

EN LAS ESPALDAS DE LOS EDIFICIOS DE NUEVA YORK



En las espaldas de los grandes edificios de Nueva York
aparecen negros
con joyas nunca imaginadas,
vomitan letras con ritmo de blues.

En las espaldas de los altos edificios de Nueva York
se asientan los temores de la Gran Ciudad
los tumores de los dulces vagabundos del Parque Grande.

Parecen que vigilan grandes cascos de platino
las mismas pisadas de caballos
dóciles índices de la imaginación.

LOS CALLEJONES DE LA FACULTAD

( Dedicado a mi gran compañero Miguel Calvillo)


Frente a los frontones de Florencia
faunos asomaban bocas sugerentes
que te hacían olvidar las calles de Córdoba
inimaginables.

El ánimo de los tristes nos acercaba a DISCO TRES
viendo a los dolchegabana de su tiempo
tipos de labios ardientes y féminas de dulces zapatos
que despedían a los mismos tristes a la acera.

Subir adonde los ciclistas
no había pedal que soportara el dolor

Bajamos a los llanos fértiles del aeropuerto
y no había nada, una imagen, una desidia del respeto
a los muertos que aún no habían nacido del alma
de los muertos que vivían en lo acádemico.

Y así nos hicimos licenciados del ayer
aquellos que abandonarían
al más mínimo indicio de soberbia

Nos volvimos imágenes de lo cierto
de las más tremenda mansedumbre.

lunes, 7 de julio de 2008

EN LA MAR

Ahora se podría triunfar frente al mar,
la gente alejándose del invierno
ocupa una línea dulce en la memoria.

Las dunas son cobijo
de débiles almas que no supieron despertar
del amor a tiempo.

A veces, la vida conduce demasiado lejos
atasca ideas que reverberan junto al sol
dejando un ligero sabor a algas

y así el verano aparece inesperadamente
olvida las grandes autopistas
y te encierra en la cabaña
donde los cubiertos son alimañas

Viejos amigos que navegaron en la infancia
aparecen como despiertas sombras
alimentando una parte de la locura.