miércoles, 24 de junio de 2009

La Espera

Si la eternidad aburre,
si elimina el azar,
el imprevisible placer del asombro,
habría que eliminar lo impredecible.

Habría que suprimir los recuerdos
del amor,
dejar el verso largo,
dilatar el beso amablemente,
y acercarse a una orilla
para sólo mojar los pies...

Y... después de la muerte arrastrando
a los tuyos...
verlos encerrados en el margen.

Acabar la historia sería despotricar
y amanecer lejos de tu origen...

lunes, 22 de junio de 2009

MANIFIESTO

Y, si entretanto, he escuchado cosas sin sentido
Y me he vuelto un ser huraño o acomplejado
Por cualquier rayo de sol lateral o muy directo.
¿Quién puede exigirme explicaciones razonables?

Si después de haber avistado tantas almas
El recuerdo acaba escapando de tus brazos,
Y los dulces recuerdos son cristales semirrotos
De tabernas, tabérnaculos y residuos.
¿Qué puede un hombre tan hermoso?

¿Quedarme sentado en la arena que cruje?
¿Admirar el acre viento de los muertos?
¿Encargar, en viejas pesadillas, al destino
La más frugal de las manutenciones ?

¿O dejar circular antiguos vehículos
Escuchando el sonido de la carretera
Que, hoy, se ha vuelto asfalto muy, muy liso?

Sigo esperando un grito amable y austero
Que se equipare con los pasos mal contados,
Un ligero viento de brisa riendo en lo tranquilo,
Un supuesto amor inventado en los sitios más lejanos.

martes, 16 de junio de 2009

CITAS

William Shakespeare fue , como casi todos los grandes escritores, un incomprendido de su tiempo. Esto quiere decir que no le hacía caso casi nadie.No obstante, creo que llegó a las máximas alturas de la literatura universal, aunque no sin dificultades, las cuales pueden leerse en una gran cantidad de biografías- algunas ciertas y otras menos inciertas- que por el mundo del libro circulan. Bueno, digo, que en su tiempo no fue comprendido(dicen) y para incitar a leerlo, algunos de los actores que con él participaban en la escena difundían un dicho que manifestaba lo siguiente:

Leedle una y otra vez, y si aun así le (sic) entendéis, estáis en evidente peligro de no entenderlo.

Por otra parte, Alfonso Reyes- también para animar a los que somos novatos en la escritura-
sugería: " El menor daño que puede hacérsele a un poeta es decir que no se le entiende bien"

Así que, cuando nuevos navegantes, quieran emprender nuevas singladurasliterarias, deben mantener la nave con buen rumbo, sin que los malos vientos la conduzcan al pairo, fijándose en la vela cangreja, que no es fuerte, pero que es fiel.




















viernes, 12 de junio de 2009

LA NORIA

Pedro, compañero de fatigas en la docencia deja- mas a su pesar- esta insigne profesión que es denigrada hasta por los mismos organismos que la dirigen: CLAUSTROS, ETCPS,CONSEJOS ESCOLARES... Hoy hemos celebrado una opípara ceremonia-llámese perol- para despedirlo más cerca de nosotros. A mí, como siempre, estos momentos emotivos me incitan a escribir un poema que, aunque para algunos críptico, pretende reflejar lo que he experimentado en ese momento.




¡Hay que ver cómo gira esa Noria!
Siempre en círculos que son simples
almas que se esconden detrás de su estructura.

Era una de las despedidas de los marineros
que no quieren huir de su quehacer: el mar, la tierra.
Todo depende de lo que hayamos transitado.

Cuarenta grados de calor nos acompañaban,
casi como los licores que nos destrozan el alma;
el hígado se marchó con el tiempo del amor.

Es verdad que existen otras sensaciones
en ese momento;que ellos las expliquen.

Sólo un viejo pozo,con una nueva higuera
soñaba frescas noches,
olvidándose de tanto avatar, de tanta explicación.

viernes, 5 de junio de 2009

Caperucita roja



Después andan diciendo que éramos angelitos
vendiendo pan y luna.

La abuela sentada en su hamaca;
el lobo ,expectante,sólo amenazaba
con sus feos y terrosos dientes.

La bruma en el bosque se iba disipando;
no se esperaban amenazas.

Aquel día, el rojo de la caperuza
se convirtió otra vez en la mentira
que callaban las hadas del bosque.

Ellas eran como la corteza,
dura donde las haya.
Y aquellas hayas que servían de escenario
acongojáronse con el espectro
que, solemnemente, se mantenía
fijo al suelo.

Y mientras, un leñador de gimnasio
flirteaba con sus largos brazos
ante el rojo de la caperuza
que le sonaba a obscuridad,
a deseo incomprendido.

Todos se arrimaron al borde de la senda
esperando a grandes princesas
que paseasen en carrozas llenas de manzanas,
y sólo intuyeron viejas brujas
iluminando marmitas con inútiles lagartos.