miércoles, 30 de diciembre de 2009

Hoy es invierno, y llueve...
He visto tantos coches en la noche:
grises, azules, sin jóvenes, sin gente.

Las luces que de frente incordiaban
eran luego antiguos luceros amigos.

Hoy es invierno y alguien anda cerca
del borde de la carretera.

El mismo ritmo que nos aguantaba
se ha vuelto excesivo.

¿Habrá siempre un límite
para el que no pudo?

¿Tendremos que pensar en los hombres
que se se han perdido en las calles
de lujosas tiendas?

Al final, paseamos con viejas capas
del siglo tercero;
aumentamos las ganas de ser el hígado
de un viejo amigo.
En esta navidad está el Guadalquivir
dejando guardar a mi imaginación.
Está, aquí en Sanlúcar, también desbordado,
arrastrando sillas y viejos enseres de los pobres.

Esta tarde por Jesús María he visto
sólo la Universitas, los pocos violines
envueltos en comidilla, sin sonido,
sin el alma de los ricos viajando
lejos de la tormenta.

El Guadajoz estaba igual,
igual que las grandes mujeres,
absorbiendo los lados del cauce
y olvidando los besos inútiles
de inútiles hombres...


Y la lluvia cae tan lentamente
como la nieve en el Sur,
tan joven como quien apaga la luz,
donde no hay imposibles,
donde se alegran del odio, de tus besos,
de tus abrazos,
del momento en el que convenzo a mis amigos.

domingo, 20 de diciembre de 2009

El final del otoño

Muevo, esta tarde, con rapidez los azucarillos
del café.
Quizá comience otra vez el desprecio
por la vida,
tan llena de misterios.

Avanzo lento por el pasillo de las calles,
notando el mismo frío del norte,
la misma desidia de cualquier lugar,
odiando el sinfín del destino.

La escarcha me sorprende
en las partes más umbrías;
se ríen de mí los niños azules,
y me deja solo este sol tan poco cálido.

Y yo no añoro a la vieja tarde
¡Quizá a un elemento!

A mis espaldas descubro a un perro
de piedra, que me ladra
también congelado por el frío,
y, al pasar, me sonríe.

Miro al sol que parece que se aleja
para siempre.

Parezco un hombre extraño
que sueña con un paisaje dulce,
en el que sombras extrañas hacen piruetas
con las que pasean lejos de nuestro entorno
las hojas...

Cansado, llego al hogar,
al viejo hogar que me satisface.
Me despojo de las pieles
y vuelvo a soñar con un viaje tan extraordinario.

viernes, 18 de diciembre de 2009

LOCALISMO

Después de dejar al alma viajar sola

he visto que paseaba solo bajo la lluvia.

Y me dije ¿ se puede ser tan romántico

sin el roce de tu piel?



Hoy he perdido el equilibrio

y la balanza cayó de tu lado.



Tan infantil... no podía ser nunca de otra

manera.



Y desparramo el poema hacia los ángeles

viciosos;



ellos me hacen sonreir sin compasión,

me descubren solo aquí bajo la lluvia:

junto a ese que no sé quien es,

al que alumbro una imagen

divertida e inadvertida.



Hoy he perdido la balanza de medir,

el ajuste del que dice que sí,

el que ama al séptimo...



Mis ojos, con lógica, se han vuelto rojos,

de melocotón,

de hombre-miel apenas agrio,

y han soñado con tus noches bajo la nieve.

viernes, 11 de diciembre de 2009

" Amor más allá de la muerte" ( Un homenaje a Quevedo)

Los muertos ya no dicen nada,
o ¿ acaso has visto moverse la tierra
bajo tus pies?

Las luces-no sé si tú-
han dejado de despojarse de tus besos,
de nuestros abrazos...

En nuestra almohada, sin testigos,
no hay ya fantasmas
que nos hagan falta.

Pero, la realidad enseña metatarsos
con grasa,
con durezas que la muerte
ignora.

A veces...como ignoramos la idiotez;
que hoy llaman incapacidad
de amar, de morder los labios,
a ser dichoso...

Y al otro lado de la luna,
aman el verdadero sentido de la vida,
que no es otro asunto que las cosas buenas
que no hacen daño.

Te seguiré mordiendo los labios,
y, para pensar en ti,
siempre apagaré la luz,
iluminaré mi moderna alcoba,
porque la otra vez te pareció demasiado antigua.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Cuando los grandes hombres...

Cuando los grandes hombres descubren
un nuevo mundo,
comienzan a equilibrarse.

Se inican en el sexo femenino,
suspiran con las anchas hojas,
con aquellas que le hacen destilar el agua.

Y siéntesen Alvar Núñez de Balboa,
Fernán Cortés, y los extremeños...
eso sí...sin luchar por nadie con tez blanca,
sin nadie que no refleje la LUZ.

Los itsmos y estrechos se han convertido
en serpientes que hincan el diente
en la basura más promisoria.

¡No sé lo qué sería de el Magallanes!