Hoy he depositado las viejas ropas
junto a la máquina de lavar,
y parece que me he despojado de un mundo antiguo
que ya no es permisible,
ni aún con motivo.
Las vibraciones y el arrojo del sol
eran inequívocos:
tu nos permitías soñar solos,
no nos dejabas abandonar la orilla de la mar,
y, a lo lejos, nos advertías del peligro de las olas,
que ,como cadenas de espuma,se mostraban ingenuas.
Y, a veces, en la noche, terminábamos ahítos
de arena,
inmejorables amigos de la noche;
despistados, acariciábamos las esquinas
señalándolas para siempre.
Con tan poco asunto,
retornábamos a un lugar insospechado:
nuestra casa.
Y allí hacíamos juegos de amor infantiles,
nos reíamos del gato-al que creíamos idiota-,
nos dejábamos caer en vuelo firme
hacía un suelo,
todo lleno él de cuadrados blancos y negros
que nada tenían que ver con el juego de los inteligentes.
¡Qué maravillosa ingenuidad!
Día de a Biblioteca 2019
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La Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura, a través de la
Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria, impulsa la celebración
del *Día...