domingo, 22 de julio de 2012

AUJOURD´HUI MAMAN EST MORTe




¿No es verdad  que mamá hoy ha vuelto otra vez?
¿Y no es más cierto el sonido que desprende su falda
Tantas veces almidón de tejido sincero?

Acostumbraba,  enojosa y  distante, cesta llena
De fruta del jardín ya prohibido, a sentir siempre cerca
Cuatro bocas azules que exigían sin mesura los mejores manjares.

Y traía, casi siempre, a la luna más llena, al suspiro inconcluso
De un taller olvidado, desoyendo el ruido de los toscos artefactos
Que montaban sin fin un montón de emociones que eran piezas con ritmo.

Intentaba, otras veces, deshojar las estrellas ignorando atrevida
Que universo tan grande era mera figura de una boca inconstante,
De un intruso instrumento que templara a la música.

El sudor de su frente hoy es pura osadía, la mentira más fuerte
Que interpreta a un destino que, tal vez, ya  perciba los lugares ignotos
Caramelos de seda que seguro no saben  de las dulces fragancias
prometidas ha tiempo por la simple visión del que ya no regresa.

sábado, 14 de julio de 2012

La insuficiencia del padre

Como un pequeño trauma traumatiza al sol sin fuerza,
 como las olas acaban en la orilla  jadeando rectas;
y como las rectas son hoy eternas elipses de sentimientos,
deseas un presente gris, un sinfín de aspectos varios.

Y la desidia, el dolor y el aprecio son terminales,
interminablemente terminales por la juventud
que desprenden ellos en ese momento.

Y te dejan ser rápidamente el animoso ejecutor
o te minimizan irrisoriamente sin intención de herir,
sin atención a tu respiración ya caduca,
la que comunica al eterno descanso con los animales.

Mas tú como cebra confundida de colores
ejecutas una orden, inventas una osadía
que te permita ser la presa escondida entre los setos.

Ellos, afortunadamente, sonríen junto a pies desnudos,
imaginan que la resta es una soberbia adición
plena de errores sintácticos gramaticales,
llena de sueños que irremisiblemente indican el sur.

sábado, 7 de julio de 2012

Toque a degüello

¿Dormiré alguna vez junto a las gafas del sol
que desprecia a la luz en las arenas del oeste,
 música que toca, insidiosamente, a degüello,
a resquemor de ser el más osado y valiente?.

¿ O acabaré muerto en las ataduras de las caballerías
que gentiles admiten su amarre sin sentir el más allá
cuando su sudor es frío y húmedo cual cabeza de vaquero?

El sonido de la trompeta mejicana apacigua
los verdaderos quejidos de las espuelas,
los más viejos odios entre hombres recios
que se ajustician con el tosco y viejo revólver.

Y la mata ojigastra que el viento mueve y desliza
por entre las calles solitarias y resecas
descubre a algo parecido a un sonido del oeste,
algo parecido al alma de los vagabundos serios.