jueves, 23 de agosto de 2012

No ha pasado nada



( Quiero con este minicuento animar a que nuestros blogueros-pocos- se animen a escribir y, así, ser muchos)


Me llega una información instantánea comunicándome que debo estar allí. Una pequeña tragedia acaba de ocurrir-me dicen. El miedo ha aparecido en una línea discontinua y un cuerpo diminuto y escuálido se retuerce en el asfalto resoplando y argumentando que ha llegado la noche.
Les contesté que estaba pasando un bache y que no quería saber nada de las cosas que se resuelven en el asfalto; que otra información- un minuto antes-me había llegado en la misma condición y que no estaba dispuesto a escuchar osadías de carretera.Que solamente estaba dispuesto, para alcanzar a la línea discontinua, llamar  al idiota que me miraba contando los pasos del accidente. 

viernes, 17 de agosto de 2012

El Chalet 2012

En los aspectos más rígidos, en los más severos de la visita,
éramos simples invitados de corte y manga,
antiguos amigos que con calor asentíamos del ayer;
y nos dijimos hola y adiós sin reverberancia ni despojo.

Nos sentimos inútiles ante sus glicinas, sus rojos árboles
que de forma sublime admirábamos en este verano
ante las formas que mostraban los cuerpos jóvenes
que despedían vitalidad, arrojo e ignorancia hacia nosotros
que éramos mero abañal de cultura caduca.

Una sonrisa se escapó del silencio de los setos
que, impertinentes, me arrojaban agua de la tarde,
mientras el albero sufría los pasos elegantes y silenciosos
de una mujer que atravesaba el jardín descalza,
intuyendo algo que no tenía sentido, ni admiración.

La reja alanceada se cerró tras nuestras duras espaldas,
y nos dijimos que el ayer, que el  mañana eran más importantes
que los labios azules del que guardaba tamaña joya
de la que sólo se respiraba el brillo de su amarga ternura,
 la temible osadía de amar a la naturaleza más simple.


sábado, 11 de agosto de 2012

Insomnio

Cuando la música a las cuatro de la mañana
suena es una pequeña letanía llena de colores oscuros,
se hace dulce por el atrevido despertar que no llega,
y te acostumbras a esa melodía que parece eterna.

El sabor de tus carnes te indica la sobriedad del sueño,
la justa medida de la vigilia, el grito de la huida
que reconvierte tus huesos en puro calcio marciano,
tus ojos en ciega alucinación de pesadilla fértil.

Y rodeas al cuerpo para mirar al sol que se intuye
detrás de las cortinas de matrimonio admirable,
de la segura causa del alma humana en su existencia
que es la brevedad del tiempo, el odio por lo justo.

Es verdad- dices-, cuando despiertas, ajeno al aire,
y dejas desembocar tu sino en un mar tempestuoso
que no se queja ni de las olas, ni de la resaca,
solo de la ignorancia de este mundo que no es cierto..