UNA VIEJA LLUVIA
Vuelve a llover hoy,
nada espectacular para las almas sin inquietud,
solo un poco de silencio en las aceras
ambientadas por la solitaria humedad
del que no reconoce su imagen en el exterior.
Nada más.
A veces, desandando el camino,
hacia donde la ausencia de agua es evidente
por mera necesidad,
los hombres hablan solos cantilenas de desprecio,
viejas habladurías sin fundamento consistente.
Y encuentras, mojado,
un perro empapado del sabor antiguo,
del irreconocible destino de los individuos
que permanecen aquí abajo,
donde los semejantes se convierten en anfibios.