viernes, 5 de septiembre de 2014


Sí...
 hoy he estado en esa pocilga sin luz
con gente agradable e incierta mirando
a los ojos de los viandantes inocuos y serios.

Y me fui junto al puerto para desechar ideas
de junto al mar  y de  esas cosas...

Barbudos, infantiles y livianos los barcos de vela
atracaban lentamente   en la dársena
que era todo longitud para tal nave.

Y volvió a aparecer otra vez la bruma,
llena de dudas y de hombres ajenos a la luz
de la tarde.

Yo pensé ,nuevamente, que se trataba de un sueño
lleno de peces muertos y descompuestos
por el calor de aquel verano también inútil.

Y...no.
Era la vuelta al océano impertinente,
lleno de adjetivos con espuma y desidia
de las hojas invisibles y oscuras de la noche.

Y... a través de la nube blanca
 que asoma allá por la borda ya sucia de navegar
sentí una tristeza de lo que había vivido en esa rocas,
las mismas que se reían inmerisericordemente de mi.