lunes, 19 de junio de 2023

 

PETRICOR

 

El silencio de esta noche me ha mantenido impasible,

me ha hecho un ser poco locuaz, poco voraz,

manteniendo mis constantes inmutables

sin que ningún gesto administre mi desidia.

 

Pero el petricor, palabra tan poco poética,

ha despertado en mí una basta  pituitaria diaria

sin hacer el menos gesto al ingenio

que administra mi alma hoy tan sencilla.

 

No esperaba a las nubes tan densas,

 tan poco operantes en un cielo límpido

que me hizo sospechar la tranquilidad

que últimamente no esperaba así de pronto.

 

MISANTROPÍA

 

Mucho más atrás descubrirás la firmeza, el desatino

de impresionar a lo exótico con esa ilusión vana

que confiesa esa vanidad impostada con el conocido,

la del que ve disminuida la sacudida inútil del ajeno

que sueña con tabernas murmuradoras de falsedades.

 

 Esa es la devoción hacia los buenos amigos, igual

que cuando pocos lazos inseparables se ajustan

a las olas y al viento que te hacen tiritar débilmente,

lo que sigue siendo el falso rumor de los hombres

 más atrevidos de este circo cada vez más cuadrado.

 

Nadie me ha atado nunca a su voz frugal de anuncios

de compañeros de antes, que soñaban con densidades

verdaderas e imposibles de insondables barrancos sin agua

que ofrecen a quien no pasó nada más que al olvido

y del que permanece inútilmente junto a su tumba.

 

OTRA MUERTE

 

Si supieras la última vez que viví junto a tus huesos,

que desmembré tu carne tan factible, incluyendo

la mirada de tus ojos, el rostro interno tan sutil

de tus tardes prodigiosas de tantos avatares,

podría corregir mis ideas sobre el fatal ego.

 

Escondería mis inútiles brazos en tu alforja,

ahora llena de silencio y armonía celestial,

representaría la obra más opaca por sincera

o, quizá, ocuparía los paisajes más exóticos.

 

Son solo los miembros inútiles en vida

los que sugieren maniobras orquestales,

esos que anuncian el misterio más dudoso

de vivir una vida irrepetible en ese mundo

que ya descubre lo infecundo de tus ojos.

 

LUZ

 

Dejad, hoy, libre a la luz,

a las rectas líneas del futuro incierto,

a la sombra del jardín antiguo

que se adormece en verbo breve,

sin huríes ni dioses paganos somnolientos.

 

Arruinad vuestro mundo, vuestro silencio huero,

descubrid la dependencia de la imaginación

que dice adiós a una obsesión,

limitad vuestra osadía imperturbable,

la deflación de los viejos humores,

 sed filósofos de este atardecer tan mustio,

en esta soledad imperturbable y eficaz.

martes, 7 de febrero de 2023

 

UNA VIEJA LLUVIA

 

Vuelve a llover hoy,

nada espectacular para las almas sin inquietud,

solo un poco de silencio en las aceras

ambientadas por la solitaria humedad

del que no reconoce su imagen en el exterior.

 

Nada más.

 

A veces, desandando el camino,

hacia donde la ausencia de agua es evidente

por mera necesidad,

los hombres hablan solos cantilenas de desprecio,

viejas habladurías sin fundamento consistente.

 

Y encuentras, mojado,

un perro empapado del sabor antiguo,

del irreconocible destino de los individuos

que permanecen aquí abajo,

donde los semejantes se convierten en anfibios.

 

UN DÍA MÁS DE TABERNA

 

Ahora, después de acabar en este insondable desprecio

del exterior,

 de la insufrible desidia de los ignorantes que pasean,

miro hacia atrás sin rencor a las viejas rencillas,

a los mejores deseos de mis enemigos más desleales

que me desearon fértil destino entre mis recuerdos.

 

Sin embargo y apenas, deseo que la memoria se vuelva débil,

inefable, ignara , agradablemente deseosa de nuevo néctar

que acompañe al instinto devorador de las horas,

Indicando el fin de lo cotidiano, de lo vulgar

entre tanto abstemio impostado que bebe en silencio.

 

LA SOLEDAD ERA ESO

 

Y así comienzas a vivir solo, con la soledad

Trayendo y llevando cosas de aquí para allá

Sin saber dónde colocarlas por inutilidad social

Y por un cierto recuerdo de una niñez similar

Acompañada de falsas realidades inocuas,

Importantes en la madurez ya por indefensión.

 

Y, una vez que has dado el gran salto

de la melancolía,

de la destreza de esquivar lo tóxico y desechable,

comienzas a soñar una vez más en lo imposible,

lo indefectiblemente inevitable por certero,

para regresar de nuevo al inicio de los hombres.

 

La comida, siempre innecesaria, no es un ágape,

Sino materia gris que te mira de reojo en el plato

Que despotrica de tus pensamientos e ideas

Recogidas en la experiencia machacona de los días

Que circulan felices con este sol ya insoportable,

Mero gesto de defensa que no abre el campo de visión.

 

Ahora, jactancioso, disimulas esa debilidad común a la edad,

Interpretas lo que te rodea con demasiada mesura,

con gesto divino prepotente, mas no humano,

para desembocar en los confines de la historia doméstica,

la que, a todos, nos dejará al margen de la civilización,

allí donde los mortales gritan sin ser oídos jamás.