miércoles, 31 de julio de 2013

En IBIZA

Ahora resulta que me agradan después de tanto tiempo las chicas
de la playa,
mientras los hombres enorgullecen sus músculos a mi lado,
y todo es de la luminosidad del brillo de la piel reseca
de la pesca.
Ahora en este instante es imposible porfiar, desenmascarar
al falso,
no sabemos si es hombre, mujer o un cierto monstruo con alas
que navega por la costa de Ibiza impunemente y sin sobras ,
sin ardor.
Surgen de entre estas orillas especímenes que alumbran
al cielo,
el azul de las tardes llenas de DJs mucho más antiguos
que sus oyentes.

Indefectiblemente me acuerdo de Lorca, no el poeta,
sino del desastre de las almas humanas que ya han desaparecido
en el olvido.

Pero quien quiera olvidar aquí es un incauto sorbiendo leña
imagina mundos de a pie allá en la península ibérica
que ahora es alemana.

Bares alemanes, música española, cuerpos desnudos
ropa abierta, maquillaje y ambición de tatuajes espectaculares
se intuyen,
creo que se aprecian en la callejuela cuando están cerca las máscaras.

He pensado: soy antiguo de la mar, del suelo recio y mi cuerpo
una inutilidad
para los barcos que navegan por estos psicodélicos antros
que hoy llaman discotecas.

Son las siete y el sol empieza a  abrazar de nuevo  mis tiernas
carnes,
el azul del mar es un sueño, no he visto esos tonos aquí
y me alejo enrojecido por el dolor del sol de la noche
y por la arritmia del licor más viejo que nunca haya existido.

viernes, 19 de julio de 2013

La Barrosa

Somos gente ruda, aburrida, cambiable y sentimentalmente seria.
El agua del mar es solícito manjar, mojado y frío en verano,
despreciable por multitud; durante el invierno seco y gentil
el que contempla a las mismas mareas bajas en la curva.

Era broma.Sorprendimos esta tarde a un viejo escualo
nadando a contracorriente, advirtiendo de su amenaza
con fieros dientes, afilados, sonrientes muecas de gin tonic
y un severísimo sol que escudriñaba entre las últimas dunas.

Antiguos visitantes de esta playa presumían de su conocimiento,
del sudor frío, el que les hizo regresar al mismo lugar
y crear una imagen falsa de la arena que ahora está sucia,
menuda y poco fértil a no ser por esos jóvenes...no sé.

¡Tanto hemos cambiado, hemos ignorado a lo abandonado
de este rincón, ahora lleno de cobardía escondida del destino
o, nuestro tiempo se ha marchado irremisiblemente de estas aguas,
y, ahora, somos olvido de los besos y las caricias de la mar!


lunes, 8 de julio de 2013

El santo Job

Ahora me ha cogido el chacal inútilmente,
pero no probará carne humana ni desechos humanos
de los que se asimilan con estómago de omaso.

Ha olido las vísceras de los hombres y  de los sacerdotes
más blandos y se ha acercado nocturnamente y, en celada,
para devorar la tirilla blanca que brillaba en la oscuridad.

Pero ha vuelto a huir ante la solemnidad del santo Job
que es otro animal disuelto, insidiosamente inocente
ante la verde hierba de la gracia de las llanuras africanas .

La retorcida vida de los santos escupe a tales bestias
y deja inútil cualquier aliento seco que no desgaje
otras vísceras del mismo género, de la misma latitud.

Y el santo Job escribirá canciones de amor discretas
en las que los hombres se deshagan de su gracia
y su armadura se convierta en encaje de la vida retorcida
de los santos.

lunes, 1 de julio de 2013

Hablándonos una vez

¿Ha de ser la verdad un imposible de Spinoza?
Le diría que, como su fruta preferida, su ardor de cama,
llena todo el espacio con su alma y yo divago con la filosofía
de la espalda de los humildes para controlar la moral.

¿Es la base del pensamiento la democracia de las vísceras
o son los intuitivos amaneceres  los planetas más cercanos?

Spinoza es "oza"; Aristóteles es "es"; y Platón las ideas falsas
que discurren entre la gente de la caverna de Los Beatles;
nosotros- míseros humanos-  salimos a buscar la madrugada
llena de palabras y de amor neoplatónico muy dulce,

Hablándonos el otro día nos dijimos en Estoril
que nos tenían miedo por  entre lo que pasaba y lo que será.
Más, prudentemente, y de manera reiterativa, el lecho persitente
nos tranquilizó nuevamente junto a las olas del mar desenfadado.

Y...yo aún te espero en la mañana...serio, muy serio...