martes, 23 de noviembre de 2010

Marina

Esperando que el velero se marchara,
las pocas bocas que al viento se escuchaban
eran viejas quejas lastimeras,
antiguos deseos incomprendidos
de las olas del mar o la desidia.

La suave luz de aquella tarde mortecina,
señalaba muy serios caminos de destino,
asumía la herencia de la mar,
la severa justicia de los barcos
que otrora seriamente se escondieran
amenazando al marino más intrépido.

Un horizonte muy lampiño no dejaba de mirar
a nuestros ojos,
indicando con aspecto vehemente
el tremendo peligro, la sola excusa
de las almas que, arrojadas,
se internaban en las aguas más profundas.

Desde la ventana, un áspero sopor me consumía
contemplando las aguas tan azules.
Mi visión quizá ya fuera muy inocente,
o quizá ya equívoca en este tiempo.

Suspiré ,aliñando con mis dedos,
a una vieja pipa de marino
que ya soplaba sus más recónditos deseos;
y me quedé volcado en las alturas
como quien vive una vida de aventura.

sábado, 13 de noviembre de 2010

La mirada de los libros

Ahora los libros descansan tranquilamente
en los anaqueles de la casa.
No se imaginan la luna oscura.

Enseñan sus lomos y escupen un título que dice:
" Lo bello y lo triste", " Ultimas tardes con Teresa" o
" Ana Karenina".
Y permanecen impávidos y serios.

Nunca les hago preguntas, pues me ignoran.
mas ellos conocen mi mirada,
que nunca es inquisitiva, y me dejan
acariciarlos,presumirle y , en la noche, despreciarlos.

Entienden que, con la luz del sol,
todo serán letras difusas en estos ojos
de ya vieja mirada,
que sólo saben descifrar el misterio de sus páginas.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Reflexiones antiguas en la fuente del olivo

Ya no se escuchan las mismas voces aquí...

Es una lástima que no sea así,
porque no debe ser definitiva la dejadez;
o, como dicen los poetas finos, la desidia.

De cualquier manera el milagro es el mismo:
dos onzas de chocolate,
se convierten en un genio de cola larga;
dos amigos,alguien al que agradecer su prepotencia.

Aún recuerdo una cerveza de litro circulando
de boca en boca, con y sin sida,
con el minarete de la catedral al cielo
y la vieja fuente de no caños dorados
refrescando el ardor de la mariguana.

Hoy son habituales los guiris de calcetines blancos;
para nosotros era igual
porque éramos modernos.

Hoy casi todos escuchamos a Haydn con esfuerzo,
a las de Bach suites de violoncelo,
a Elisa de Beethoven;
y nadie es triste...

Parece que fue ayer. Y es verdad.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Una noche, después de los difuntos

¿Quién podría trasegar mi alma ahora,
que encuentra, bien hundido, al fabuloso Eneas
y al dios Cupido?

¿Quién podría, tras tres mares tempestuosos,
arrojar al vacío el alma hueca,
la esencia del olvido?

Esa lucha de voz tan a la antigua entre Venus,Eneas
y su Dido,
son engañifas alteradas por la niebla,
inevitables estigmas de los huesos,
leyenda soportada en el indicio.

¿Quién podría delegar en el amor desenfrenado,
lo que ya son caricias apagadas
o sólo ascuas cada vez más aparentes?

Nada es triste, si el amor es desatino,
fuerte redención, más bien... destino.

Y nuestro insigne Don Juan hoy permanece
cubierto por las nalgas de la monja,
escupiendo hacia atrás como un demente.
Nada es casual.Ese es su sino.