lunes, 27 de abril de 2009

RES DEFINITIVA



Dicen que siempre la poesía es, de las artes de la escritura, la más lejana . El drama, el más popular; la prosa: la expresión de los vagos.
Alentar a la gente a leer, creo que es lo más difícil . Por ello, en esta basta escritura que se dibuja bajo las sienes de todos los que nos acercamos a descifrar las insignes letras de este nuestro idioma- salvando el árabe literal, que es verdaderamente un arte pictórico- cabe casi todo : incluso las viejas quejas de mamá sorbiendo nuestro se(x)so, para hacernos pragmático lo que nunca fue.
Y así se te presenta un mar de idioteces de las cuales intentas sacar el humus (¿ o es palabra demasiadamente cursi?); un mar de dudas que recorren tu corazón en una noche cualquiera, llena de vino y deseo, y sólo intentas explicar ese momento . Nada más.
Pero, existen lugares extrainformáticos que deciden- como antiguamente- incluirnos en una de las secciones, al igual que la selección que, en El Corte Inglés, hacen de las chicas ( y nadie duda de que sean las más bellas, las que más inducen al deseo de los torpes) ,sabiendo que no son las bellas del alma, como decía Dante; ni siquiera las que más cuello asoman en las fiestas populares. Se esconden con sus bronceados amigos en la costa y ahí, nos abandonan.
Cernuda, acertado, desechó por momentos su homosexualidad para escribir en los Colleges- no es leyenda popular- para describir el lirismo de lo hispánico. Los que estudiasteis con profusión a estos autores, lo sabréis. Shakespeare, no tuvo que recurrir a nada de esto; Tolstoi, fue príncipe y sabía lo que iba perder, bien que, a veces, quiso ser un revolucionario “ avant la lettre”. A mi amigo Céline, los que se cobijaron en Suiza, con su cobardía y su desamor (sólo pensaba en sus antiguas putas) lo tacharon de nazi. Y ahí se quedó. Nadie supo jamás expresar la desidia de los franceses ni la mentira de los germanófilos. Ni la verdad escondida detrás del fariseísmo.
Y aquí nos arrastramos al amparo de la generación de este insoportable principio de siglo, de las nuevas generaciones que no piensan nada más que en el triunfo de las formas. Por eso, nadie cree a nadie y los vehículos circulan a toda potencia insultando a los peatones, y cuando enseñan los lomos de los libros, se refugian en antiguos portales en los que se dibuja el perfil de su cuerpo: un antiguo portal .
Creen que viven en días de vino y rosas. Y, ciertamente, no saben nada de mi pasión.
Vale.

viernes, 24 de abril de 2009

A esos jóvenes

Quien aún no ha visto el mal,
no es imprudente, ni siquiera ingenuo.

Es joven. Fuerza a la imagen.
Resiste a la flor, a la desidia o al empeño,
o imagina a los nuevos piratas sin un parche
que le haga daño.

Quien aún no ha visto el daño,
es joven.
Hay que darle larga vida como al sol.

Pero... ¿ tendrá deudas o amargos sueños
que les haga no recuperar el rescate?

O... ¿sólo será, ya hombre enamorado,
un espectador de la vieja y eterna mujer.

sábado, 18 de abril de 2009

Los pescadores sordos

Los comentarios de los pescadores eran sordos,
el aspecto de la mar sórdido,
inconfundible a los acostumbrados.

lunes, 6 de abril de 2009

LOS CAMINOS DE LA VIDA (I)

Aquí os presento un pequeño adelanto del artículo que verá la luz próximamente en nuestro periódico (de papel) "Ríos de Tinta".
Hace 4.600 millones de años, hora arriba, hora abajo, se formó nuestro planeta. Tras el parto vino una cuarentena algo más larga de lo acostumbrado que permitió que el bebé Tierra se enfriase y consolidara su corteza: mil millones de años quizá, o algo menos (700-800) según parecen querer decirnos unas antiquísimas rocas sedimentarias halladas en Groenlandia, en las que existirían rastros de vida.
En un ambiente poco atractivo desde nuestra posición actual (sin oxígeno y con una potente cámara de rayos ultravioleta castigando la superficie terrestre) se instalaron e hicieron fuertes las primeras células o protocélulas, los primeros seres vivientes, similares a bacterias anaerobias actuales: organismos simples hechos de proteína y ácido nucleico, sin núcleo aún pero capaces de prosperar, nutrirse, practicar un rudimentario metabolismo y plagar de hijos la tierra (el agua océana, en este caso pues, como es sabido, todo resulta más sencillo y amable en el medio líquido que en el torvo y polvoriento suelo terrícola).
Estos primeros pobladores, jóvenes e incautos, sufrieron vicisitudes mil e impactos emocionales del rango de cualquier reality, o más. Entre ellas destaca la que pudo suponer tal vez el primer gran desastre ecológico, con extinción masiva incluida. Ocurrió cuando súbitamente el aire empezó a contaminarse con un gas rarísimo, el oxígeno, lo que estuvo a punto de dar al traste con la aventura de la vida, pues la mayoría de los moradores del planeta, en aquellas fechas, eran intolerantes a esta extravagancia oxigenada y, dignísimamente, perecieron.
Por suerte, algunos aguantaron el tipo y, una vez repuestos de la tragedia, concluyeron que el repelente fluido genocida procedía de un mecanismo puesto en práctica por un grupúsculo de células rebeldes y contestonas: la fotosíntesis acababa de ser “descubierta”. La primigenia atmósfera, reductora y anaerobia, pasó a ser aerobia y oxidante en un cambio dramático en su día que marcaría, no obstante, el devenir de la vida en los siguientes años (pongamos unos dos mil millones).

POLVO Y FANTASMAS

Recientemente he hecho un curso virtual de iniciación a la poesía. Uno de los ejercicios era el siguiente:

Escribe un poema breve (menos de una página) que transmita una emoción o un sentimiento que genere cierta inquietud en el lector, pero sin nombrar esa impresión. Intenta hacerlo a través de imágenes, no de conceptos. Procura no narrar y busca la expresividad huyendo de los tópicos.
Bueno, como no estoy muy seguro de que sea del todo entendible os diré que lo que pretendía transmitir era una crisis de ansiedad que sufre un pianista cuando está dando un concierto frente a un auditorio repleto. Se suceden síntomas tales como taquicardia, terror, manos bloqueadas, boca seca, dificultad para respirar y algo que, según los manuales, suele acompañar a este tipo de crisis y es la certeza, en un instante, de que vas a morir.


Rítmico afán
amplificado en hueso y carne,
sangre en las sienes percutidas.

Notas efervescentes
se hacen humo en la cuerda
frente a doscientos pares
de silentes cigarras enfiladas.

Desmemoriadas manos
sin tiempo,
yermas sobre el embaldosado
negro y blanco.

Me he quedado sin dedos
y sin agua en la boca
sin razón,
sin oxígeno,
sin alma.

Un sonido inaudible
estalla en mi cabeza
y tiembla como el aire
negando la palabra.

Se impacientan
las cigarras adustas
al tiempo que mi tráquea
se colmata de polvo
y de fantasmas.

Creo que he muerto.

El regreso

Y, otra vez, he vuelto aquí.
A las viejas estampas de La Caleta de Cádiz,
a las idas y vueltas en la calle de La Palma,
donde ,ya, con cierta madurez,
la visión del sol en poniente
se convertía en la cara de mi hijo.
A él dedico este poema.


El aire de levante era molesto
a los huesos; el otro,
una frescura que, con el ging-tonic,
parecía un desafuero hacia almas perdidas
en el lumbago del mar, en la forma caprichosa de las olas.

Otra vez he vuelto a sentir la distancia del amor
que se desprecia por momentos
y se ama por casi siempre;
otra vez me veo envuelto en la melancolía
de no saber soportar esta vida marinera
que cada día es más de tierra.

Por eso, he añorado a los grandes barcos
cruzando el Atlántico sin sospechas;
acabando en esos espigones llenos de brea y algas
que miran a las bellas mujeres sin odio, mas
con envidia.

Como, en una tarde de invierno,
intuía que, en ese largo mar, un día casi igual,
algo se me marcharía demasiado lejos,
viendo al sol esconderse sin compasión:
ni siquiera fui capaz de adivinar un futuro tan sencillo.

La pesadilla del bolígrafo

Miguel era un chico de 14 años que estaba en el instituto, el maestro mandó que hicieran un cuento, pero el pobre chico tenía muy poca imaginación y pensaba:

  • ¡Qué cosas tiene el maestro! ¡Con la edad que tenemos! Pero donde manda capitán no manda marinero. ¡Si me concentro, algo se me ocurrirá!

El muchacho fue a comprarse un bolígrafo, pero era domingo y entonces fue a los chinos ya que ellos no descansan. No estaba el de siempre, estaba un anciano con cara de pocos amigos y el hombre le dijo que no le quedaban bolígrafos aunque al ver la cara de preocupación, le prestó uno y le dijo que no era normal, nunca debían darle los rayos de la luna porque cobraría vida propia y escribiría sus pensamientos más verdaderos.

El muchacho cogió el bolígrafo y se fue a su casa; una vez allí, empezó con el cuento, quedó durmiendo justo delante de la ventana en el escritorio y sin darse cuenta se hizo la noche y con los primeros rayos de la luna el Boli empezó a moverse, se levantó y empezó a tachar todo lo que Miguel había escrito poniendo en su lugar todo lo que pensaba sobre sus profesores y compañeros de clase. Por la mañana cuando se levantó, y se fue a la escuela, entregó el trabajo sin saber nada. Al otro día Miguel se fue muy contento hacia la escuela. Cuando entró en la escuela toda la clase y el maestro estaban muy serios mirando a Miguel y dijo:

  • ¿Qué pasa?, ¿he sacado buena nota?

  • ¡Buena nota! -Contestó el maestro mosqueado- , ¿Qué pretendías con esto, Miguel?¡Estás expulsado y mañana llamaré a tus padres, no volverás a pisar este instituto! - dijo el maestro.

Cuando el muchacho leyó, se dio cuenta de lo que había escrito y dijo:

  • ¡Yo no he escrito esto! ¿Por qué tiene mi nombre?

Cuando Miguel pensó en las palabras que le dijo el viejo sobre el bolígrafo se echó las manos a la cabeza. Intentó explicar lo que había pasado a la clase, nadie le creyó porque, claro, ¿quién iba a creer esa locura?. Corrió hacia la tienda a llevar el bolígrafo al viejo pero no estaba el anciano. Estaba el hombre de siempre y le dijo que no le habría podido vender el Boli porque el domingo no abrió la tienda. Salió corriendo hacia su casa y no había nadie, subió a su cuarto y quedó dormido en la cama, despertó en el escritorio y dijo:

  • ¡Vaya sueño que he tenido!

Se fue hacia la escuela y cuando volvió tranquilo de que todo estaba bien y en su sitio, subió a su cuarto, se encontró el bolígrafo al lado de una nota que decía: CONTINUARÁ.


Francisco Martínez Serrano, alumno de 3º ESO B

viernes, 3 de abril de 2009

Acerca de la moral y la ética educativa

No creo que ninguna civilización descubriera algún tipo de normas acerca del comportamiento de este" hominus brutus". Las normas, imagino, que fueron haciéndose al calor del fuego, al desánimo del que ese día se encontraba más débil para intentar cazar a ese búfalo que estaba más cerca del austrolopitecus que de la norma; al amparo de una primera lágrima que, sin esperarlo, descubrió en estas disciplinas tan excelsas un cotilleo telecinquero que - en esos cuerpos llenos de pelo y de grasa-eran sostenidos con 30 gramos más. Aproximadamente.

La Ética era una disciplina grave en Grecia y Roma. Ahora, en este mundo de cobardes, es una simple manera de soportar la ingravidez. En estos estadios no puede intervenir el odio, ni el desprecio, ni la inutilidad, porque si no, se convierte en un anuncio de televisión, en una supuesta manera personal de interpretar el mundo: para tal fin se creó la política democrática.

A veces me digo: "¿Tú qué quieres carita de rosa?" Y, desde luego, pienso en una cursilería que en la poesía anacreóntica era un logro. Pero eso no es ético, es artístico en su momento.

La norma es una palabra excesivamente altisonante para cumplirla .Hay veces que se transgrede; en otras, se cumple; en la mayoría se teme. En casi todas, impide la libertad de los más insufribles, de los más apocados que- en su terreno- la cumplen y, cuando ven que ha sido inútil el esfuerzo, intentan revoluciones a destiempo, venganzas incomprendidas, actitudes soberbias que se deshacen como un pequeño helado en la Córdoba más veraniega.

Decía Platón que si la justicia reside en cada grupo social, sería producto de lo que cada alma ha de cumplir. Era Platón. Aristóteles fundamentaba la Ética en el conocimiento. Lo cierto que los dos colaboraron en hacer de la educación algo importante. Y esta está dentro de la Moral y de La Ética.

Antiguamente, se firmaba en tablillas cuando ibas a entrar en una terma, en un teatro. Los mismos sellos hechos de azulete de las nuestras discotecas y salas de fiesta. Es normal. Hay gente que las regenta y, o lo hacen por obtener beneficios pecuniarios, en esta época de crisis, o aprendieron de las normas. Pero, los antiguos, lo hacían no con fin material, sino por obtener acompañamiento juvenil o un pequeño diálogo sobre Las Termópilas, o...de por qué habías soñado con Hera esa noche.

Todos adoraban a Dionisos y nadie se molestaba por ello. Cuando, en Roma, Mercurio, pudo con sus pies alados, chismorrerar lo que era secreto, comenzaron las confusiones. Y fue cuando los Bárbaros, con sus fuertes escudos y espadas comenzaron a crear campamentos donde se violaban los derechos- no a las mujeres- ,ya que formaban parte de su Etica.

Por entonces, ya se había creado una administración que apoyaba, como ahora, a los fuertes, no a los poéticos. Estos eran carne de cañon, un surco que dejaban las cuadrigas en la nieve, sin compasión. Y los que las conducían eran fuertes, " dejándonos en este valle, escuro, con soledad y llanto; y, tú, rompiendo el puro aire,¿te vas al inmortal seguro?.

No es la educación una torre vigía- José María dixit

Crepúsculo marino

El resol, el calor, el dolor del amor
se esconden detrás de tres mil cervezas
y aún y ciertamente sacan pecho limpio
para mostrarse más bien colorados y hombres.

No aparece ser que escupa al cielo:
la gravedad no permite hilillos babosos,
hambrea de sólido, de material sin líquido
que baje de tus faldas, deje ver esas piernas tan blancas,
porque veo a esos chicos del verano en su ruina.

Y figurillas como almas deseosas hacen juegos de manos
en la bruma, balbucean historias inverosímiles,
zigzaguean por la arena levantando su cara al viento:
son fantasmas que alumbran al viejo sol, reverdecen
amarillos con pupilas que son noche, nos respetan...

Con los ojos pegados recuperan neumáticos
y piensan en aquellas marías de cocina... y añoran
cumbres que se pierden en la vista, aumentan los olores
de ese mar que se marchó con una lluvia tardía, miserable.

miércoles, 1 de abril de 2009

Después de tanto tiempo

¿Seré yo el que intente el asalto a la juventud?
O ¿ acaso los besos esperan un silencio?

¿Seré el que encuentre la piedra filosofal?
O ¿ simplemente será jactancia de lo breve?

Desde lo objetivo, sólo restan las imágenes...