Después de sondear antiguos pasos, lejanas tierras,
un vado inútil explicó la ausencia de las aguas,
convirtieron en ajena la torpe realidad.
Dijeron que creer era de moros, de gente insensible
al toque sordo, de antiguas voces del muecín;
los verdes prados, las sombras llenas, inmutables
ante la vieja historia del ayer que me preguntan.
También, nos dejaron buscar las dulces yerbas antiguos vecinos
escondidos en las insondables razones de las piedras:
un pequeño ripio que abarca la historia del mar,
los risueños atardeceres de la infancia.
¡Una triste razón para explicar!
Día de a Biblioteca 2019
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La Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura, a través de la
Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria, impulsa la celebración
del *Día...
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