Y, si entretanto, he escuchado cosas sin sentido
Y me he vuelto un ser huraño o acomplejado
Por cualquier rayo de sol lateral o muy directo.
¿Quién puede exigirme explicaciones razonables?
Si después de haber avistado tantas almas
El recuerdo acaba escapando de tus brazos,
Y los dulces recuerdos son cristales semirrotos
De tabernas, tabérnaculos y residuos.
¿Qué puede un hombre tan hermoso?
¿Quedarme sentado en la arena que cruje?
¿Admirar el acre viento de los muertos?
¿Encargar, en viejas pesadillas, al destino
La más frugal de las manutenciones ?
¿O dejar circular antiguos vehículos
Escuchando el sonido de la carretera
Que, hoy, se ha vuelto asfalto muy, muy liso?
Sigo esperando un grito amable y austero
Que se equipare con los pasos mal contados,
Un ligero viento de brisa riendo en lo tranquilo,
Un supuesto amor inventado en los sitios más lejanos.
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