"Sólo por la inmensidad que pierde es el hombre mortal equiparable a dios"
Joseph Brodsky: Parte de la oración
Mis cabellos son hoy canos, antaño eran insufribles
en el ejercicio de situarlos gentilmente en la cabeza
de chorlito que ofrecía ondas negras al fresco viento,
imaginando mundos de grandeza, desechos de lo viejo.
El sol, brasero de los pobres, los reflejaba iridiscentes,
majestuosamente orgullosos de su brillo de azabache,
de su suavidad en el roce joven de la mujer joven,
del viento insolente que, soberbio, pretendía deshacerlos.
Más tarde, hasta el impertinente paso de los días inconscientes
se negó a sostenerlos en la mano dulce el hairstylist,
en el joven peluquero sonriente, amable y locuaz
que había despojado de tan gran virtud a la familia.
En los días de pasarela actuales añora la brillantez
y se ha convertido en guedeja sin firmeza ni color,
en aspereza del alma imberbe de un humano de a pie,
de aquel que quiso compararse a los dioses divinos.
IES FRANCISCO DE LOS RÍOS EN EL YOUNG BUSINESS TALENT
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