pero no probará carne humana ni desechos humanos
de los que se asimilan con estómago de omaso.
Ha olido las vísceras de los hombres y de los sacerdotes
más blandos y se ha acercado nocturnamente y, en celada,
para devorar la tirilla blanca que brillaba en la oscuridad.
Pero ha vuelto a huir ante la solemnidad del santo Job
que es otro animal disuelto, insidiosamente inocente
ante la verde hierba de la gracia de las llanuras africanas .
La retorcida vida de los santos escupe a tales bestias
y deja inútil cualquier aliento seco que no desgaje
otras vísceras del mismo género, de la misma latitud.
Y el santo Job escribirá canciones de amor discretas
en las que los hombres se deshagan de su gracia
y su armadura se convierta en encaje de la vida retorcida
de los santos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario