OTRA MUERTE
Si supieras la última vez que viví junto a tus huesos,
que desmembré tu carne tan factible, incluyendo
la mirada de tus ojos, el rostro interno tan sutil
de tus tardes prodigiosas de tantos avatares,
podría corregir mis ideas sobre el fatal ego.
Escondería mis inútiles brazos en tu alforja,
ahora llena de silencio y armonía celestial,
representaría la obra más opaca por sincera
o, quizá, ocuparía los paisajes más exóticos.
Son solo los miembros inútiles en vida
los que sugieren maniobras orquestales,
esos que anuncian el misterio más dudoso
de vivir una vida irrepetible en ese mundo
que ya descubre lo infecundo de tus ojos.
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