lunes, 14 de enero de 2008

Ángel González (desde su ausencia)

No sé si es lícito lo que he hecho; lo que sí es cierto es que siento una gran admiración por este autor que nos ha abandonado recientemente. Desde el mayor de los respetos, he compuesto un poema con fragmentos de los suyos. No hay ninguna incursión por mi parte, ni una sola palabra, sólo la elaboración del montaje- a modo de puzzle- con varias composiciones suyas. El título sí es mío, porque quiero pensar que estas palabras pudieran ser suyas: desde donde esté, seguirá amándonos desde sus poemas.


Amarte después, amarte siempre.

Estos poemas los desencadenaste tú
como se desencadena el viento
sin saber hacia dónde ni por qué.
Cuántas veces te has vuelto, en heliotropo
convertida
a mirar lo que amabas deslumbrada,
sé que llegará el día en que ya nunca
volveré a contemplar
tu mirada curiosa y asombrada.
Cuando el tiempo
haya modificado mi estructura
y mi cuerpo sea otro,
otra mi sangre,
otros mis ojos y otros mis cabellos,
pensaré en ti después,
seguramente
cuando la noche imponga su costumbre
de insomnio
y convierta cada minuto
en el aniversario,
cuando quieras marcharte, esta es
la puerta:
se llama Ángel y conduce al llanto.
Quise mirar el mundo con tus ojos,
por eso ahora
mientras aún es posible
mirarme, mirarte,
mete todo el asombro
en mi mirada,
que lejos siempre ya de todo
-incluso de mí mismo-
...para quien anda a tientas
y no sabe
la noche abierta es un peligro hermoso.


Para esta composición he utilizado fragmentos de los siguientes poemas:

-¿Cómo seré?
-A mano amada
-El otoño se acerca
-Entonces
-Fiel
-Estos poemas
-Quise
-La luz a ti debida
-Aquí o allí
-(Fragmento de Glosas en homenaje a C.R.)

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