Jesús es artista, músico, actor... pero sobre todo poeta, escritor. Su obra incluye ya cuatros títulos publicados:
Ríos, Baile del Sol. Canarias, 2009 (De próxima aparición)
Escombro, Huerga & Fierro. Madrid, 2009.
El Asombro, Fundación María del Villar. Tafalla, 1999.
El Norte del Desasosiego, Editorial Ópera Prima. Madrid, 1997.
Su nómina de premios ganados es asombrosa. Si no, juzguen:
Premio Internacional Antonio Machado en Baeza.
Premio para Poetas Andaluces Ciudad de San Fernando.
Concurso de Poesía Ciudad de Zaragoza.
Certamen de Poesía Marc Granell.
Concurso de Poesía Isabel Ovín.
Certamen Literario Benigno Vaquero.
Premio Rilke de Asturias.
Juegos Florales de Bujalance.
Premio Acordes de Espiel.
Fundación María del Villar de Tafalla.
Universidad Popular de Alcorcón.
Certamen de Quintanar del Rey.
Certamen Taramela de San Miguel de Abona.
Miguel Hernández de Rosal de la Frontera.
Premio de la Asociación Marquesado de Priego.
Su poesía destila una curiosa tranquilidad. Frases generalmente simples, casi sucesión de aforismos a veces aparentemente inconexos. Imágenes sencillas de compleja explicación, sucesión de personas, cosas de la vida (amor, tiempo, emociones, pensamiento...) Los títulos de sus obras anuncian un paso de la inquietud (desasosiego, asombro) a una visión del paso del tiempo (ríos, escombros), así la palabra de Jesús comienza en verso y acaba convirtiéndose en sentencia.
Jesús opina así de la poesía y nos deja una breve selección de sus versos. Gracias por compartir estas palabras con nosotros y enhorabuena por tu éxito:
El verso, esa especie de unidad de gracia y pensamiento, como el razonamiento científico, ha de ser riguroso y aspira a ser incontestable, sólo que el verso nace irrefutable y el razonamiento termina con el tiempo siendo cuestionado, sustituido. Pero la poesía no, por ella no pasa el tiempo.
(Del poemario Ríos)
Está a su lado pero lo ve en otro sitio
La soledad y el tiempo se han acabado liando
El mar estos años estaba en las cortinas de las pensiones
Él ha esperado un beso pero ella sólo apagó la luz
Ahora le da las cosas sin mirarlo
Prefiere no ver otras islas en sus ojos
También ella es un lugar extraño
Recuerda qué era yo antes de que me conocieras
El amor cambia de tamaño con la distancia
En el regreso nadie es el mismo
Cada uno piensa en el que nunca volvió
El tiempo es un maremoto
Ya no hay más tristeza que valga, mintió como Penélope.
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Nuestro amor es un refugio
Una cabaña en medio de la lluvia
Donde está sólo el recuerdo del otro
Cuando uno acude allí a resguardarse del frío.
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(Del poemario Escombro)
Tirada en el suelo la luz
Amarilla de una farola fiel
Un perro asustado hace del mundo una lata vacía
El silencio del que calla no tiene fondo
Hasta aquí se arrastran los mudos sin cura
Es otoño en el corazón de los árboles
Pasando la noche en el parque
Se oye la ciudad crujir
Los vagabundos parecen árboles secos
Como si la vida no fuese con ellos
El poeta es anónimo
Por qué lo buscáis entre los vivos
De los árboles caen los árboles.
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El hambre hace que uno mismo se muerda
El amor es dar calor sintiendo frío
Sólo las cicatrices no se pueden compartir.
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Dejé pasar el tiempo y perdió fuerza
Hasta que se detuvo en los poemas
Los poemas son animales salvajes
No sirven para nada
Gente que parece no dormir nunca
La belleza es un tigre que te encuentra primero.
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La mentira es hacer por un poema
Más de lo que yo haría por mí
Mi mayor ilusión es que me entiendas
Dice el hombre a la verdad.
Creo que el lenguaje poético es el lenguaje más real. Nadie piensa normalmente a la manera de una obra filosófica, con todo su orden en la argumentación, eso requeriría de un ejercicio de concentración, de una disciplina, un trabajo y un esfuerzo impensables, también de una intención, poner en marcha toda la capacidad de elaboración, como cuando se inventa una mentira, o como cuando se da un discurso.
Creo que la poesía carece de intenciones; y digo que es el lenguaje más real porque trata más de lo que se piensa (o se siente) y que no se dice. Puesto que el poeta no está obligado a decir nada puede permitirse un discurso fragmentario, incluso incoherente. Estamos en el terreno libre del arte y realmente el poeta es alguien que no tiene nada que decir sino que sencillamente lo dice. El lenguaje entonces, este lenguaje real, tiene todos nuestros defectos y nuestras obsesiones, es más cercano. Como en la conversación, donde lo que decimos son versos. Y la poesía, en realidad, no es más que la conversación con uno mismo.
Lo que cuesta mucho, la elaboración, el trabajo, todo eso no es arte, es sólo oficio. Trabajar cansa, decía Pavese. Escribir no. Si no es una necesidad fisiológica, escribir poesía es una tontería solemne.
Qué más. Para qué sirve la poesía. Por ejemplo, estoy de acuerdo en que la ciencia necesita de la poesía. Para definir las cosas con belleza, o sea, de una manera primitiva, sencilla y contundente. Igual que la idea es la medida de la ciencia la economía del verso es científica. El verso, esa especie de unidad de gracia y pensamiento, como el razonamiento científico, ha de ser riguroso y aspira a ser incontestable, sólo que el verso nace irrefutable y el razonamiento termina con el tiempo siendo cuestionado, sustituido. Pero la poesía no, por ella no pasa el tiempo.
Pero pobres poetas, no los escucha nadie, nadie los lee. Sin embargo la poesía nos rodea a diario, qué es la publicidad sino versos. Y el lenguaje publicitario ha encontrado un nuevo filón en el lenguaje poético. No paran de quejarse los poetas. Pero, a ver, a nadie le interesan los sueños ajenos. El poeta se ve obligado entonces a vivir la vida por todos nosotros. Tiene que estrellarse contra el mundo a menudo. Por eso necesita más cariño que los demás. Se está sacrificando por todos para hablarnos de nosotros mismos. O al menos eso piensa él.
Por eso nunca un dinero público estuvo mejor gastado que el de los premios de poesía, mientras no estén amañados, claro. Por cierto, ¿no sería eso prevaricación? (Yo les puedo asegurar que éste no lo está.) Pero no nos equivoquemos, la sociedad ha de mantener pobres a los poetas. De otra manera dejarán de sernos útiles y pasarán a ser complacientes con nuestros pecados y olvidos.
No hay peor amenaza que la obsesión por el éxito. La prisa por llegar al reconocimiento. El éxito es como una autovía, que puede convertir al poeta en un turista del mundo. Y la velocidad, hoy en día, es una epidemia.
Los versos que llegan al corazón cogen caminos. Se salen de la ruta y van despacio. Hablan con la gente. No tienen miedo de la lluvia, de la nieve. ¡Ah!, poesía de invernadero, que no se moja. Que busca temas que nadie haya pisado, lugares originales. Especie de ingeniería artificial. Escuché en una ocasión a un poeta asegurar que los temas en poesía están agotados. Sería como haber desautorizado a Velázquez en su momento por seguir pintando retratos. Lo único que necesita el arte son otras visiones. Nada más. Si estos están cansados, que los poetas sean otros. Por ejemplo los sordos, ellos tienen una ventaja sobre todos nosotros: ven el telediario sin voz
4 comentarios:
¿Por qué no le comentas, suavemente, a nuestro amable quehacer de placeres poéticos que explique qué significan sus imágenes?
muy bueno... donde puedo bajar este libro lo vengo buscando por mi ciuadd y no lo encuentro, y no tengo como comprarlo online :(( ayuda porfavor!
No hay ciego como quien no quiere ver, José Mª, sobre todo con esas gafas, más que de sol, de luz (de pensamiento).
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