miércoles, 30 de diciembre de 2009

Hoy es invierno, y llueve...
He visto tantos coches en la noche:
grises, azules, sin jóvenes, sin gente.

Las luces que de frente incordiaban
eran luego antiguos luceros amigos.

Hoy es invierno y alguien anda cerca
del borde de la carretera.

El mismo ritmo que nos aguantaba
se ha vuelto excesivo.

¿Habrá siempre un límite
para el que no pudo?

¿Tendremos que pensar en los hombres
que se se han perdido en las calles
de lujosas tiendas?

Al final, paseamos con viejas capas
del siglo tercero;
aumentamos las ganas de ser el hígado
de un viejo amigo.

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