que os ha hecho daño, os ha traído las satisfacciones
que, optimistas, esperabais junto al fuego,
en otra tarde llena de viejos homenajes.
Y, después, solitarios, entonar aleluyas
y bravatas llenas de rencorosas amenazas
que anuncian hogueras sin fuego, amores sin alma
y fragmentos de piel abandonados en los dedos del amante.
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