si esas viejas toscas piedras que circulan en el orbe, muy rayadas,
desharán humildemente a los callos imposibles,
y subir...muy lentamente hacia el cuello que las manda.
Reñirán con todo el mundo, preguntando por ahí
las sospechas imposibles de la historia, animando sin deseo
a esos dulces desengaños, a esas duras realidades
que descubren nuevamente a lo falso y a lo ajeno.
Ciertamente son preguntas sin destino y sin respuesta,
amalgama de colores en el negro muy lejano
que sospecha del aliento tan inútil de los hombres,
el designio inescrutable de los miedos recreados.
Y antiguos alquimistas sospecharon de lo mismo,
inventaron otra piedra no más dura que mis sesos.
intentando transmitir pensamientos muy lejanos
que dejaran nuestro cuerpo a merced del Universo.
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