¿Y volveré , ya más
viejo, a soportar una nueva ola de
calor?
Dicen que se harán más
frecuentes y las almas
escucharán su eco en
profundos pozos de lava,
mientras que en los
rostros que dan cara a esas almas
se podrá adivinar su roja presencia,
llena de resplandores
ardientes de enormes constelaciones.
Simplemente… ¡premoniciones
de desastres!
¿O, quizá, antiguos
designios de dioses enojados,
por el exceso de soberbia y mezquindad,
no dejan de arrojar
lenguas de fuego que nos intiman
y, más tarde,
se congelarán ante la auténtica
sonrisa de los menesterosos?
Algunos ya lo han
conseguido,
y andan vagando por
desiertos llenos de negras piedras,
verdaderos dientes del
infierno,
intentando encontrar
la frescura de mares y océanos
que, en la lejanía,
son alucinaciones,
espejismos , verdaderos reflejos del naufragio.
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