Circulaba un borracho con movimientos de traslación, afirmando que la tierra no es de nadie. No captaba que después de la intoxicación todo sería cuadrado como siempre.
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Esa señora cuarentona creyéndose centro de todas las miradas desconocía que los adolescentes son hoy todos ciegos.
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El químico
Estaba descubriendo briznas de una nueva materia y se detuvo en una especialmente rara, gelatinosa, oscura y brillante ante la luz. Mucho se interesó por ella. Su hijo había estado la noche anterior andurreando por el laboratorio comiendo con fruición unas onzas de chocolate.
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Adán y Eva
Un personaje desnudo paseaba tocándose el pito por entre las flores, y los reptiles seguían sufriendo las inclemencias de un invierno muy duro. Decidieron vengarse, y en vez de tentar a la mujer, solicitaron al altísimo que siempre fuera época cálida.
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Nada hay más absurdo que una frase pecaminosa, que palabras enlazadas por preposiciones o gritos de dolor en este mundo tan vacuo. Los tecnócratas han sido capaces de hacernos creer que todo es una tecla. Y es por eso que duermen con teclas y ecuaciones, pisan la calle con acciones de bolsa y saben morir entre funciones de ordenador, mientras sus seres más queridos siguen durmiendo con humanos lascivos.
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El oyente
Leyendo poemas ante un grupo de amigos- solo- percibía una ligera risa de complacencia... y la puntualización del oyente más atrevido: “¡qué bonito!”. Captaban la esencia de tu rostro en la lectura y cierto histrionismo en tus gestos. Ni siquiera sentían la soledad de sus almas ni la estupidez de la situación con la que ellos colaboraban.
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Hubo una vez un jorobado sacado a base de alquimia. Y lloraba, lloraba eternamente porque su físico era medieval y porque descubría en los hombres un continuo rechazo. Cuando intuyó la deformidad de los normales se convirtió en un ser erecto, vivaracho y locuaz, mientras todos los jorobados paseaban por la plaza presumiendo de su capacidad de ser mecedoras humanas que vivían y gozaban con el sol.
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Estampa
En las despedidas, las mujeres deben andar con los niños. Cuando el tren se acerca, deben juntar a los niños para impedir que el sol, cubierto por los vagones, afecte a su piel. Algunos viajeros han bajado al andén, morenos, bronceados. Sólo los niños permanecen blancos junto a los raíles que desengrasan amor maternal; y todas las ideas maternales van huyendo como humo de máquina de vapor que, en las fotografías en blanco y negro, se hace película desdibujada.
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Carnaval 2003-Cádiz
Tras las máscaras no hay ya nada,
enigma alguno...
Sólo un vacío, un adepto al disfraz, una sombra...
Día de a Biblioteca 2019
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La Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura, a través de la
Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria, impulsa la celebración
del *Día...
1 comentario:
Muy divertido, espero nos sigas deleitando con textos como estos. Ánimo, soy toda ojos para tus escritos.
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