Los inescrutables caminos del misterio son una mierda.
Los duros detectives se convierten
en dulces mariposas que lloran en oficinas
que vigilan hasta los propios dioses.
El humo, apenas perceptible por los vecinos,
es una mentira
que esconde la incapacidad de investigar
lo más sencillo.
Las pruebas, otra mentira libresca más
que desfallece con el desamor de Marlowe;
con su poca consistencia de ser amargo
gira a un punto de encuentro inacabado.
Sería difícil deshacerse del caso de mil dólares
de los cincuenta.
O las rodillas de miss Bertley verlas
incluidas en las huríes de Farlon.
El error reside en no descubrir nada propio,
en dorar la píldora del más débil
que acumula demasiados sentimientos sin querer,
para acabar hundiendo la voz en un sitio hueco.
Día de a Biblioteca 2019
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La Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura, a través de la
Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria, impulsa la celebración
del *Día...
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