martes, 7 de diciembre de 2010

Puente de la inmaculada

( Dedicado a mi amigo Paco, que intentaba
viajar a las bellas costas de Cádiz)





Mis vacaciones, en este puente de diciembre,
es augurar sol,
sentir nostalgia de paisajes lejanos,
limitar a las nubes en su furia
y dejar correr a las aguas en su deseo.

El tiempo atormentado por las frustaciones
se muestra a la seis, generoso.
Indica aquello que debe augurar sin razones,
y se hace dócil con la vuelta al penoso trabajo.

¡El tiempo es siempre un límite!

La presencia es una osadía;
la de los jóvenes, la de los viudos,
la de la gente que intuye luces de colores
navideños.

En la puerta de los milagros,
esperaré a que esta lluvia odiosa se aleje;
a que sientas lo mismo que yo,
y que estas nubes tan negras que vislumbro en lo lejano,
sean dulces cúmulos que me hagan soñar.

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