atravesando la mirada en la ventana,
decidí huir a través de la noche tan fría,
decidí engañar a la mañana muy temprano
para evitar languideces superfluas de alto ritmo.
Encontré a un mendigo naufragando en el terrazo:
nada nuevo.
Intuí un casi nadie en la esquina:
más probable.
Respiré un ligero olor a soledad:
bien cierto.
Pensé que en ocasiones era vano huir
a veces en la noche tan deprisa;
arrojar las ropas en la esquina más próxima
dejando un rastro cierto a los sabuesos que nos persiguen.
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