sábado, 31 de marzo de 2012

Mi signo del zodíaco

Aparece un difuso astro natural en silencio,
una inconmensurable idea del más allá,
dispuesta como siempre a enorgullecer
aspectos bien ajenos a esta dichosa galaxia.

Todos, en algún momento, miramos arriba
donde los océanos no son agua ni nieve,
ni la odiosa idea de seres humanos se parece
a nuestra dulce y deslumbrante miseria.

Pero la astrología es imprevisible,
eternamente cierta en los designios,
como en los augurios de las brujas,
donde se unen tierra y cielo.

Y, yo , en mi vida cotidiana sueño,
intuyo un cierto aire de desprecio
en los astros imberbes que me señalan
como el fruto de su inconsciente elipse.


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