Recientemente he hecho un curso virtual de iniciación a la poesía. Uno de los ejercicios era el siguiente: Escribe un poema breve (menos de una página) que transmita una emoción o un sentimiento que genere cierta inquietud en el lector, pero sin nombrar esa impresión. Intenta hacerlo a través de imágenes, no de conceptos. Procura no narrar y busca la expresividad huyendo de los tópicos. Bueno, como no estoy muy seguro de que sea del todo entendible os diré que lo que pretendía transmitir era una crisis de ansiedad que sufre un pianista cuando está dando un concierto frente a un auditorio repleto. Se suceden síntomas tales como taquicardia, terror, manos bloqueadas, boca seca, dificultad para respirar y algo que, según los manuales, suele acompañar a este tipo de crisis y es la certeza, en un instante, de que vas a morir. Rítmico afán amplificado en hueso y carne, sangre en las sienes percutidas. Notas efervescentes se hacen humo en la cuerda frente a doscientos pares de silentes cigarras enfiladas. Desmemoriadas manos sin tiempo, yermas sobre el embaldosado negro y blanco. Me he quedado sin dedos y sin agua en la boca sin razón, sin oxígeno, sin alma. Un sonido inaudible estalla en mi cabeza y tiembla como el aire negando la palabra. Se impacientan las cigarras adustas al tiempo que mi tráquea se colmata de polvo y de fantasmas. Creo que he muerto. |
Día de a Biblioteca 2019
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La Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura, a través de la
Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria, impulsa la celebración
del *Día...
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