viernes, 3 de abril de 2009

Crepúsculo marino

El resol, el calor, el dolor del amor
se esconden detrás de tres mil cervezas
y aún y ciertamente sacan pecho limpio
para mostrarse más bien colorados y hombres.

No aparece ser que escupa al cielo:
la gravedad no permite hilillos babosos,
hambrea de sólido, de material sin líquido
que baje de tus faldas, deje ver esas piernas tan blancas,
porque veo a esos chicos del verano en su ruina.

Y figurillas como almas deseosas hacen juegos de manos
en la bruma, balbucean historias inverosímiles,
zigzaguean por la arena levantando su cara al viento:
son fantasmas que alumbran al viejo sol, reverdecen
amarillos con pupilas que son noche, nos respetan...

Con los ojos pegados recuperan neumáticos
y piensan en aquellas marías de cocina... y añoran
cumbres que se pierden en la vista, aumentan los olores
de ese mar que se marchó con una lluvia tardía, miserable.

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