Durante dos horas en el viejo espigón
estuve observando a un marinero rugoso
disparando su flecha al mar.
Había veces en que aparecían sirenas mayores,
otras veces, antiguos peces,con ojos retorcidos,
suspiraban clemencia:
casi todos ellos eran jóvenes
que se servían de los despojos del mar...
El viejo tomó su camino de regreso
con su cara enrojecida y su pulpera,
haciendo inútiles esfuerzos al infierno,
invocando a los dulces vientos de poniente,
imaginándose un mundo sin aires contrarios,
a un solidario Neptuno, también viejo,
que le haga recordar sus pasos de la infancia
el odio y el amor que las olas olvidaron.
Día de a Biblioteca 2019
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La Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura, a través de la
Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria, impulsa la celebración
del *Día...
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