jueves, 14 de julio de 2011

Sevilla y el carril bici

Hoy, por hombre fuerte y tenaz,
me "han tocado el timbre" de los oídos en Sevilla.

La situación no era tan difícil:
consistía en tocar con barba el derecho
a acechar a los peatones
que sufríamos las cuatros ruedas
esperando que el tipo verde con buena figura icónica
nos diera licencia para evitar.

La tenacidad es obscena o cateta,
como circular a dos ruedas con dos cabezas.

Después de inquietar su singladura con radios,
el tipo se alejó echando improperios
que me hundieron en el sabor del desconocimiento
de mi inocencia.

Confirmaron mis peores presagios mis hijos,
que acompañándome en el paseo matutino
con lucidez me advirtieron de mi error:

No había sido otro que ocupar la luz del día,
que sentir la gran ciudad como un beso del cielo,
que corresponder a lo moderno de viajar en triciclo.

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