No desprecio a los ingenieros informáticos
por su ínclito saber de la fibra óptica,
sino por sus camisetas de colorines
y sus zapatos planos, que me recuerdan
a los antiguos húngaros del metal.
No desprecio a los políticos
porque continúan informatizados,
los aprecio por su textura,
su íntimo pelo liso sujetado " de forma natural".
A veces, junto a la más mísera ribera
de un río, escupo a un cielo inaprensible,
recuerdo los vagos momentos de la niñez
que se escapan a las viejas nubes de algodón.
Día de a Biblioteca 2019
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La Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura, a través de la
Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria, impulsa la celebración
del *Día...
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